10 mayo 2008

Prefacio a 'Las Aventuras del valeroso soldado Schewjk'

Una gran época requiere grandes hombres. Existen héroes ignorados, humildes, sin la gloria ni la historia de un Napo­león. El estudio de su carácter ensombrecería incluso la fama de un Alejandro Magno. Hoy podríais encontrar en las calles de Praga a un hombre andrajoso que ignora la importancia de su persona para la historia de la nueva gran época. Él sigue hu­mildemente su camino, no molesta a nadie y tampoco es moles­tado por las entrevistas de los periodistas. Si le preguntarais cómo se llama, os contestaría sencilla y humildemente: "Me llamo Schwejk..."
Y este hombre tranquilo, humilde y andrajoso es en realidad el viejo, valeroso y heroico soldado Schwejk que antaño, en la época de la soberanía austriaca, se encontraba en la boca de to­dos los ciudadanos del reino de Bohemia y cuya fama tampoco palidecerá en la República.
A este valeroso soldado yo le tengo mucho cariño y al des­cribir sus aventuras durante la Guerra Mundial estoy conven­cido de que todos vosotros sentiréis simpatía por ese humilde y desconocido héroe. Él no incendió el templo de la diosa Diana en Éfeso como aquel tonto de Herostrato, para aparecer en los periódicos y en los libros de texto.
Y esto basta.
El autor (Jaroslav Hasek)

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